¿Cómo evolucionó inicialmente la mesa de mezclas y cómo era su conectividad?

 

Cada vez es más complicado definir exactamente en qué consiste una mesa de mezclas, ya que la diversidad de aplicaciones en las que intervienen de alguna manera es enorme. Para lograrlo, tal vez sea mejor que miremos hacia atrás en la historia.

 

Es prácticamente imposible hablar del inventor de la mesa de mezclas. Más bien se trata de un concepto técnico que ha ido evolucionando con el tiempo.

 

A partir de la década de 1950, en la creciente industria audiovisual, el diseño de escritorio fue parte de los requisitos de estudios cada vez más complejos. Debido a la necesidad de más canales, procesos más integrados, mejores especificaciones de conservación de señal, etc. Todo esto todavía se basa en la válvula de vacío. Eso fue hasta la primera consola totalmente basada en transistores, diseñada por Rupert Neve. A partir de aquí todo empieza a ir muy rápido. Muchas empresas comenzaron a crear, agregar nuevos conceptos y definir diferentes características para implementar en diferentes situaciones, como en vivo, estudio, radio, televisión.

 

A finales de los años 80 comenzó la transformación digital. En primer lugar, se desarrolló el Procesador de Señal Digital (DSP), que comenzó a utilizarse en el campo del audio como procesador independiente para posteriormente integrarse en sistemas más complejos, incluyendo la propia mesa de mezclas y más recientemente la DAW (Digital Audio Workstation), que integra grabación, edición, procesamiento y mezcla, todo ello basado en otro nuevo jugador: la informática.

 

Aquí, dada la naturaleza exponencial del desarrollo de estas nuevas tecnologías, las reglas se escriben una y otra vez y rápidamente aparecen nuevos desarrollos.

 

Hoy en día, hablar de mesas de mezclas es en realidad hablar de una combinación muy diversa de tecnologías que tienen su propio camino de desarrollo, pero tienen algo en común para responder a las necesidades cambiantes de todo lo relacionado con el mundo audiovisual.

 

Conectividad

 

Las topologías clásicas van desapareciendo ante el derroche de posibilidades de conexión que tenemos actualmente. El actual desarrollo de los formatos de transmisión multicanal, y la eficacia con la que se gestionan las señales transmitidas a través de ellos, han convertido las mesas de mezclas actuales en auténticas matrices con múltiples formatos disponibles.

 

La incorporación de MADI o el posterior desarrollo de formatos de audio IP (Dante, Ravenna, AES 67, etc.) abre enormemente las posibilidades de estos sistemas.

 

Una de las características de los sistemas digitales es que nos permiten ser modulares. Por ejemplo, con una DAW, con una sola entrada estéreo podemos grabar cientos de pistas de forma independiente, que luego pueden enrutarse internamente a canales dedicados, por lo que sólo es necesario capturar dos buenas entradas “físicas” al sistema (en el pasado cada canal tenía su propia entrada). Esta “virtualización” también nos permite mezclar utilizando múltiples buses de suma “fantasmas” que simplemente se convierten a un formato físico a través de una sala de control y un host de programa dedicado. También podemos tener múltiples puntos de división sin “desperdiciar” conexiones, etc.

 

De hecho, no cabe duda de que la gran ventaja de estos sistemas de conexión es la económica. Podemos transmitir cientos de canales a través de una red informática común, incluso redundante. Los problemas que antes involucraban kilómetros de cables, divisores, latiguillos, etc. ahora pueden resolverse con equipos informáticos comunes. Podemos interconectar habitaciones directamente entre sí sin necesidad de una matriz dedicada ni ningún otro dispositivo que no sea la propia consola, gestionar de forma fiable señales en formatos multicanal (5.1, 7.1, Auro, Atmos, etc.) o combinar comunicación y control. sala con unos niveles de complejidad sin precedentes.

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